A hora marcada.
Dia 9 de novembro daremos uma demonstração de força,de firmeza e bom senso.
O mundo verá que o povo venezuelano não são mais cordeirinhos eleitorais de nenhum político e de nenhuma organização.Que temos o livre arbítrio e vontade própria,Temos poder de decisão e muita vontade de decidir o que é certo para nosso país,e de uma vez por todas.As urnas fraudáveis só serviram para enterrar o país na miséria,medo,ameaças,a fome,os assassinatos,o sub-mundo,e a destruição.
Palavras ditas por um venezuelano.
A LA HORA SEÑALADA
Parece ser que a los muchachos de cierta generación nos vienen a la mente títulos de westerns o películas de vaqueros, ante una situación puntual. Pero más que un título se me ocurre la pregunta: ¿Es esta la hora señalada?
Sólo quienes conocemos la espontánea cocción de la plaza de La Meritocracia. Tal vez lo notamos o sólo lo sabemos, quienes hemos sido testigos de excepción de gestas victoriosas. Algunas breves. Brevísimas. Pero no por ello menos victoriosas. Y por cierto no igualadas aún ni remotamente.
Por eso comprendo pero no comparto el temor de muchos a señalar fecha, hora y lugar. Somos demasiados como para no darnos ese lujo. Lo grande de esta oportunidad, como las antes citadas, es que estamos a la vista. A pecho descubierto. Y no van a poder con nosotros. Nos acompaña, la furia de la razón. La fuerza de la justicia. La luz de de la cosa cierta. Yo se que son palabras que suenan a suplementos. A comiquitas. A héroes de folletín. Pero que son los héroes de folletín si no ese super yo que se manifiesta en momentos críticos. La decisión con la cual avanzamos hacia las llamas para salvar una vida. El valor con el cual nos internamos en un callejón oscuro porque escuchamos pedir auxilio. La velocidad a la que nos interponemos para evitar que alguien se golpeado. Todos somos un héroe. Todos.
Y juntos, somos una multitud incontenible de valientes. Sí valientes. Valientes que por justos, prudentes y pacíficos, fuimos tomados por tontos.
Pues esa etiqueta llega a su fin. Vamos a poblar los sitios de encuentro y demostrar que no estamos dormidos. Ni mucho menos vencidos. Que les dimos un plazo. Muchos plazos. Todos los que pidieron. Todos los que quisieron. Pero se acabó. Se terminó ese jueguito de miedos, de que somos un país donde los blancos sólo esperan una orden para asaltar a los negros y comérselos o que los negros odian a sus parientes más cercanos porque estos sí son blancos. Donde los pobres y que están dispuesto para asesinar a cualquier persona que posea un poco más que ellos.
Força povo venezuelano.
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